El aprendizaje del español en Argentina es muy similar al
que se aplica en España. Tanto en Primaria como en Secundaria la asignatura de
Lengua se divide, por una parte, en Gramática, y por otra, Literatura. Se
trabaja mucho el análisis morfosintáctico, la categorización de las palabras
(sustantivos, adjetivos, verbos, adverbios..) y los conceptos básicos de Fonética.
Los análisis y las descripciones pormenorizadas aumentan en complejidad
conforme se avanza en los cursos.
La lengua obligatoria de aprendizaje es el inglés, que se
aprende desde muy pequeños (jardín de infantes), y se práctica mucho la lectura
comprensiva y la pronunciación. El nivel de exigencia es algo más alto que en
el sistema educativo español, aunque los métodos son prácticamente los mismos.
Los profesores de lenguas, de español y de inglés, fueron
siempre mis preferidos. Muchos de ellos me marcaron significativamente y fueron
los inspiradores últimos de mi elección de estudios. Profesores de lengua,
ingles, latín, griego, etc. Todos ellos tenían su propio método pero tenían en
común el amor por su asignatura y una atención especial hacia sus estudiantes,
una implicación emocional con su asignatura más allá de lo académico.
Las instituciones educativas están fuertemente
deslegitimadas a la luz de los avances técnicos de las últimas décadas. Tal
como ocurrió en el siglo XIX con la revolución industrial, estamos viviendo un
periodo de adaptación de la sociedad a los avances de la técnica y de la
ciencia. Los paradigmas están cambiando: Internet “libera” conocimientos hasta
ahora patrimonio de universidades y academias; La ciencias cognitivas ofrecen
una nueva visión del ser humano y su comportamiento. Sin embargo, la comunidad
educativa parece no atender a estos sucesos y continúan anquilosados en el
pasado, con programas educativos que no se adecuan al mercado laboral y con
métodos de enseñanza ineficaces.
Ahora bien, habría que precisar estas valoraciones: ¿deben
los programas educativos adecuarse al mercado laboral? Si asumimos que vivimos en
una sociedad capitalista y una economía de mercado, no debería extrañarnos que
algunos así lo piensen.
Esto explica el desprestigio y el desprecio de las carreras
humanísticas en favor de titulaciones técnicas. Profesores de lengua,
historiadores, sociólogos, etc. deben servir al mercado y, hoy por hoy, este se
encuentra por encima del Estado, afectando a todas las instituciones que
dependen de él:
“la universidad impone costos a los
estudiantes y a un personal docente que, además de tenerlo apartado de la
carrera académica, se le mantiene en una condición que garantiza un porvenir
sin seguridad. Todo eso resulta perfectamente natural en los modelos de negocio
empresariales. Es nefasto para la educación, pero su objetivo no es la
educación.”
“Pero servirse de trabajo barato –y vulnerable— es una práctica de
negocio que se remonta a los inicios mismos de la empresa privada, y los
sindicatos nacieron respondiendo a eso. En las universidades, trabajo barato,
vulnerable, significa ayudantes y estudiantes graduados. Los estudiantes
graduados son todavía más vulnerables, huelga decirlo, La idea es transferir la
instrucción a trabajadores precarios, lo que mejora la disciplina y el control,
pero también permite la transferencia de fondos a otros fines muy distintos de
la educación. Los costos, claro está, los pagan los estudiantes y las gentes
que se ven arrastradas a esos puestos de trabajo vulnerables. Pero es un rasgo
típico de una sociedad dirigida por la mentalidad empresarial transferir los costos a la gente. Los economistas cooperan tácitamente en eso."
Traducción castellana de una transcripción
editada en inglés de un conjunto de observaciones realizadas por Noam Chomsky,
muy recomendable artículo.
La lucha de clases se expresa en el ámbito educativo. La
universidad sirve como criba de estatus social. En este sentido, más que
portadora del conocimiento, diría que lo tiene secuestrado. Sin embargo, las
novedades tecnológicas están posibilitando una relativa “liberación”, ¿tendrá
un final favorable?
Otros fenómenos a tener en cuenta son las universidades a
distancia como la UNED, donde el alumno puede obtener un título sin necesidad
de asistir a clases. Parte del futuro de las universidades pasa
fundamentalmente por aquí.
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